Se encontraba sentado de espaldas a la ventana con un libro entre las manos mientras sus pensamientos se movían con más rapidez que sus ojos sobre las líneas. Sus manos húmedas de sudor frío delataban lo tenso de la situación. En ese momento, la puerta se abrió y una sombra entró en el cuarto.
-Se acabó.
-Supongo que sí. Al menos déjame acabar la novela.
viernes, 21 de marzo de 2008
El Salón
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Veo que le gustan las hitorias señor Louis, asique me gustaría contarle una sobre dos nubes.
Estas dos nubes eran muy amigas e iban siempre juntas viajando por el mundo entero, observando paisajes insólitos, desde fantásticos campos verdes a terribles montañas de arena.
Después de muchos años viajando juntas una de las nubes comenzó a llorar una día porque le había entrado miedo de que la otra nube no quisiera seguir viajando con ella por ser demasiado aburrido. Pero no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que lo que realmente tenía importancia no era que siempre viajaran juntas, sino que cuando estuvieran separadas y vieran aquellos lugares que tanto las emocionaban, la una estuviera recordando a la otra. PS
Publicar un comentario