La semana se acaba. El día de mañana se antoja duro, pero aún queda el domingo. Dejo que me despierten los rayos del sol. Me levanto sin prisas, paladeando cada momento de calma que parece brindarme la mañana, y disfruto de una ducha y de una taza de café caliente mientras ojeo la prensa. Siempre directo a la página que el señor Reverte tiene en XL Semanal (www.xlsemanal.com/arturoperezreverte). Pero hoy, damas y caballeros, no es un día más. Hoy es de suponer que todos los españoles de bien (y los de mal, siempre con las malditas diferencias) han de ejercer su derecho al sufragio activo. Cuando sean las 9 de la noche el país entero estará pendiente de la televisión, la radio, o del medio a través del que les hablo, nuestro adorado Internet. Que tensión se genera, que cúmulo de sensaciones... Se me ocurre preguntarme porque. Por el mismo motivo que ha triunfado Gran Cuñado, Supervidentes o la Isla de los Payasos. Nos gusta el morbo. ¿Que cara se le quedará a Rajoy si gana? ¿Y a ZP si pierde?
Nos interesa la política como si fuese un culebrón donde ver a los personajes principales expuestos al mayor de los suplicios nos emociona y hace aflorar la vena más cavernícola de nuestra condición de "racionales" (concepto discutido y discutible de la naturaleza humana, nos guiamos por toda clase de sentimientos, nunca por la razón).
¿A alguien le ha cambiado de verdad la vida en los últimos 4 años gracias al pesoe? ¿y en los cuatro anteriores gracias al pepé?
Son la misma mierda y no nos damos cuenta, demonizamos al contrario sólo por el hecho de serlo, afán de competir por competir, de vencer al contrario, humillarlo y vilipendiarlo a partes iguales. Al final se reparten el pastel como Cánovas y Sagasta. Diferencias reales con aquel momento? Opinen señores...y señoras por supuesto, no se me entienda mal.
¿En qué va a cambiar nuestras vidas mañana?
Lo que les decía, un domingo cualquiera...
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