viernes, 4 de abril de 2008

Vengaza (Parte 2)

Cuando llegó a casa se desnudó y cayó rendida en cama de puro agotamiento.
Llegó el día siguiente y el otro, y el otro, los días se sucedieron sin que la tristeza desapareciera. Cada mañana seguía un ritual: se despertaba, llenaba una copa con leche y salía al balcón mientras contemplaba como la mañana pasaba. Las nubes se movían al son de un viento que curiosamente había perdido toda la fuerza, tal y como le pasaba a Lucía. Cuando se cansaba de esperar, cogía la carpeta y se dirigía de nuevo al juzgado, pero nunca consiguió traspasar esas puertas. Paseaba hasta que llegaba la noche y se quedaba tirada en cama, sin comer, sin hablar, y casi sin respirar.

Una mañana, cuando salió al balcón se fijó en que alguien dejaba una carta, llevaba el uniforme de correos, pero no era la señora Martín la que lo dejaba, sino un hombre de mediana edad, con el pelo entrado en canas, pero bien parecido. Había abierto el buzón e introducido algo, pero curiosamente, no le pareció que fuera ninguna carta. Esto despertó su curiosidad, así que se dio media vuelta y cogió la bata, mientras el cartero le dirigía una mirada de misterio, y en cuanto vio que Lucía desaparecía del balcón, se alejó corriendo.

Cuando llegó a la calle, ya no había nadie, ni rastro del cartero, ni siquiera pasaba ningún vecino, perfecto, así no tendría que dar explicaciones. Lo cierto es que últimamente estaba muy descuidada, llevaba el pelo sucio y enmarañado, su cara mostraba todo el cansancio que tenía encima, tanto el físico como el psicológico, y es que llevaba 7 días sin ducharse, que importaba…!

Abrió el buzón y se encontró con multitud de cartas: publicidad, facturas, cartas de sus familiares…nada que a ella pudiera interesarle en aquellos momentos. Pero encima de toda aquella marabunta de papeles y folletos, había algo rojo, lo cogió y al percibir su tacto, se dio cuenta de que no era más que un pétalo de rosa. Qué curioso, se giró y confirmó lo que ya creía recordar, ninguno de sus vecinos tenía ningún rosal, y lo abría recordado, porque eran sus flores favoritas. Algo saltó en su corazón, y cuando la miró más fijamente, se dio cuenta de que llevaba algo escrito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dime que ese no es el final?
Me ha encantado. Como es que no te habia descubierto?SUPONGO QUE NO HABIA MIRADO BIEN.Besos
anamorgana